Semana Santa en Ibdes

Tras el invierno, la primavera se abre paso con la floración vegetal, sembrando, labrando y preparando los huertos. Pero, al mismo tiempo, se suceden varios hechos festivos en consecuencia, y es que el calendario tan solo es una forma de memoria colectiva que conmemora hechos y cambios (victorias, cambios de estación, el paso del sol, los nacimientos…). Sin embargo, “las fiestas establecen una ruptura en la sucesión de los trabajos. El tiempo adopta una primaria diferenciación entre tiempo laboral y tiempo festivo. Y esa diferenciación le corresponde una diferenciación de actitudes. El trabajo es un tiempo y una actividad seria, la fiesta un tiempo y una actividad alegre, bulliciosa…”. “La regulación del tiempo consiste, entonces, en establecer ritmos (secuencias pautadas de trabajo y fiesta)”, Honorio M. Velasco, “Tiempo de Fiesta”, Madrid. Ed. Tres-Catorce-Diecisiete Colecc. Alatar. 1982, pp. 8-9.

Tras Jueves Lardero y finalizar Carnaval, llegaba Miércoles de Ceniza, la cual se obtenía quemando aliagas, cerrándose así el ciclo de Carnaval en el domingo de Piñata. Después comenzaban las siete semanas de ayuno y abstinencia que representaban la Cuaresma. Su final proclamaba así el comienzo de la primavera.

La primera celebración primaveral es la Semana Santa, la cual posee características especiales en este municipio. La Semana Santa de Ibdes tiene la característica de que ha sabido conservar sus actos tradicionales. Organizan procesiones Los de la Rasera, haciéndolo por tradición, igual que la participación de otras muchas personas en estos eventos religiosos. Participan centuriones, que pueden ser cuatro o seis chicos y chicas, según la disponibilidad de voluntarios, aunque antes se solía dar preferencia a los mozos recién venidos del servicio militar, dado que marcaban bien el paso.

La primera celebración de esta semana es el Domingo de Ramos. En este día se recogían ramas de olivo, se bendecían y se organizaba una procesión que, saliendo por una puerta de la iglesia, volvía a entrar por la otra. Hoy en día tan solo se bendicen los ramos o palmas.

El Martes Santo salen los Terceroles. Se hace la Procesión del Vía Crucis por las calles al anochecer, donde un hombre representa a Cristo con la cruz a Cuestas y otro a Cirineo, ambos descalzos. Estos van acompañados por los apóstoles y el paso de Cristo con la Cruz a Cuestas. Es una procesión silenciosa y solemne, donde tan solo se entona la canción Llora, que culmina con la vuelta a la iglesia y el sermón. En el trayecto se colocan candiles colgados de una cuerda, sobre todo en la calle Perros, además de que algunos fieles también los portan. Antes se insertaban en las grietas de las paredes caracoles vacíos, con aceite y una mecha, proporcionando así destellos de luz conforme pasaba la procesión.

El Miércoles Santo el pueblo pasaba, a la tarde, por la Sacristía, para recoger una papeleta con el nombre de cada persona (forma de conocer quién «cumplía con parroquia»).

El Jueves Santo se celebran los oficios. La papeleta del día anterior servía para confesar este día cuando comenzaba a clarear y se comulgaba. Dos muchachos hacían sonar una enorme carraca para avisar a la gente de las celebraciones que van a tener lugar en la iglesia, ya que las campanas, medio de comunicación por excelencia, enmudecían durante estos días.

A las 15:00 tiene lugar el Lavatorio, donde el sacerdote lava los pies a los doce apóstoles (los discípulos de Cristo), quienes salieron en procesión el martes. Estos iban encapuchados y recibían, por parte de Los de la rasera una hogaza de pan a cada discípulo, que ha sustituido al pan y tres pesetas que entregaban antes los Liñanes, pero hoy en día ni van encapuchados ni reciben limosna.

Después tiene lugar el «Sermón de Amor» y a las 19:00 tiene lugar la Procesión de los Judíos, usando ahora todas las peanas. Procesionan tres hombres que van con la cara tapada, con túnica corta, descalzos y con gruesas cadenas atadas en los pies, sonando al mismo tiempo «cuernos» (trompetas de cristal) y, además uno de ellos lleva una tralla para la autoflagelación.

Tras ellos van los Pasos, que forman también la Procesión del Viernes Santo, dando una vuelta alrededor del pueblo con un orden específico:

  • Cruz.
  • Pendón negro.
  • Paso de la Oración en el Huerto.
  • Jesús atado a la columna.
  • Judíos descalzos (que son los que dan nombre a la procesión).
  • Pilatos y Jesús.
  • Jesús con la cruz a cuestas y el Cirineo.
  • Cristo Crucificado.
  • Virgen de la Soledad.
  • La Verónica.
  • San Juan.

Los pasos van acompañados, además, por los celebrantes, quienes van cantando.

Al llegar a la iglesia tiene lugar al «vela» o Adoración Nocturna delante del Monumento, el cual se acondiciona para la ocasión (pero cuya estructura permanece fija durante todo el año). No se deja a Jesús solo, ya que unos vecinos van sustituyendo a otros mientras la noche va pasando. Desde esa noche pues se puede rezar delante del Monumento, decorado para la ocasión con velas encendidas y con plantas florecidas.

(Este Monumento que se menciona es el que protagoniza otra entrada del blog, donde se explica con detenimiento el mismo).

Aquí debemos destacar que se ha perdido definitivamente la procesión en la que se entonaba el Salid, hijas de Sión, que se hacía sobre las tres de la tarde de este día antes de empezar los oficios.

El Viernes Santo comenzaba a las 6 de la mañana se reza la Aurora del Viernes Santo. A media mañana el Vía Crucis en la iglesia sustituye a uno doble que se hacía desde la Soledad hasta el Sepulcro. Antes, en la Procesión del Pregón (llamada también de Los Angelicos), el cura, entonando una canción, salía acompañado de los monaguillos y algunos fieles a recorrer las calles, invitando a participar en los actos religiosos de la tarde predicando lo siguiente: «Cofrades y cofradesas del Santo Entierro de Cristo. Esta tarde a las seis, venid a acompañar a María Santísima en su amarga soledad y al entierro de su hijo Jesús Nazareno«.

Destacar que hace muchos años, Cristo moría a las 10 de la mañana de este día en la cruz, pero hoy en día lo hace por la tarde. Por tal motivo, este día los chicos iban por las calles tocando las carraclas/carracas y llevaban unos «pomos» de agua con azúcar o con miel para beber durante la ceremonia. De cualquier manera, esta era la fecha indicada para hacer una convocatoria a todo el pueblo y se le invitaba, tras la lectura del pregón a que acudiese por la tarde al Santo Entierro: “Esta tarde a las seis, venid a acompañar a María Santísima en su amarga soledad y al Entierro de su amado Hijo Jesús Nazareno”.

Por la tarde son los oficios. El Santísimo se traslada al sagrario de nuevo, donde los participantes en las representaciones religiosas adoran el crucifijo, además, se cantan Los Improperios. Mientras tanto, se va preparando la ceremonia que sucede a las ocho de la tarde, el «Abajamiento»; para ello, unos cuantos hombres se quedan en el interior de la iglesia para colocar la cruz, el Cristo articulado y el resto de elementos necesarios delante del altar para dicha representación.

Tras el sermón de las Siete Palabras (Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen Hoy estarás conmigo en el Paraíso; Ahí tienes a tu Hijo; Dios mío ¿por qué me has abandonado?; Tengo sed; Todo está consumado; Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu), y la disertación sobre temas teológicos, el pecado, la fe… comienza el «Abajamiento» (una representación del Descendimiento de Cristo, en el presbiterio del altar mayor). Pero antes, se ha tenido que preparar el Cristo crucificado, que permanece oculto con una tela hasta que el sacerdote ordene ser descubierto.

En una iglesia repleta, el Cristo articulado es bajado de la Cruz, con voluntarios vestidos que representan los papeles de los protagonistas de la Pasión. Al final del Pregón, desde el Coro de la iglesia y llamados por el predicador, aparecen los Claros Hombres o Santos Varones junto con San Juan, quienes avanzan hacia el altar. En una esquina del Presbiterio hay tres imágenes, santos también articulados que son San Juan, La Verónica y La Virgen (o La Dolorosa). En el centro de la iglesia presiden las Autoridades. Los Santos Varones se quedan bajo la cruz preparada y esperan las palabras del Predicador para dar comienzo a la “función”.

El celebrante, que va leyendo el texto y dando las instrucciones a los Santos Varones o Claros hombres, arremete contra el pueblo, atribuyéndole la muerte de Cristo, acusándole de que por sus pecados Jesús es llevado a la cruz. Justo en este instante comienza la representación teatral. El Predicador, en un proceso inverso a como Cristo había sido crucificado, va indicando a los Santos Varones cómo deben ir despojando a Jesús de los atributos de la Pasión.

En primer lugar le quitan la cartela del “INRI”, luego la corona de espinas y después los clavos de pies y manos. Uno a uno, cada uno de estos atributos son mostrados al pueblo para que se arrepientan y pidan perdón a Dios, e inmediatamente se le presentan a la Virgen que, al verlos, llora y enjuga su llanto con un pañuelo bordado (accionado por unas cuerdas que hacen subir y bajar el lienzo cubriendo y descubriendo el rostro dolorido de la madre de Cristo, esto indica pues que es otra imagen articulada).

Por fin, se descuelga a Jesús de la cruz y se muestra al pueblo la espalda ensangrentada y, una vez lo ha visto su madre, se le coloca cuidadosamente en la Cama, mientras que los elementos de la Pasión son depositados en una pequeña peana.

Tras el abajamiento, sale la Procesión del Entierro en dirección a la plaza mayor, y por todo el pueblo iluminado con candiles y velas, con todas las peanas. Varios hombres se van turnando para llevar la pesada cruz, mientras detrás del entierro, un nazareno cubierto portando un estandarte va haciendo el duelo en silencio. Este personaje es, de hecho, uno de los elementos distintivos de la Semana Santa ibdense. Esta es una procesión silenciosa, acompañada antiguamente por el ritmo y la música de dos tambores y una dulzaina.

Grabado que muestra la Procesión del Santo Estierro

Se va descendiendo en zigzag por las estrechas calles, en medio de un profundo silencio hasta la plaza, mientras se canta en latín la canción del entierro, el ayuntamiento y Los de la Rasera, las doce tribus y todos los participantes en la procesión, hacen reverencia delante del Cristo yaciente. Una mujer tocando una campanilla recibe a cada grupo de participantes y los acompaña hasta la Cama, haciendo tres reverencias por el camino. El celebrante perfuma con incienso la caja donde yace Cristo, mientras le hacen «reverencias» y se canta el «Miserere». Tras eso, la procesión retorna a la iglesia.

El orden procesional es:

  • Pendón negro acompañado de la campana.
  • Cruz de gran tamaño, seguida de varias cruces pequeñas portadas por niños, sin seguir un orden ni ir en fila.
  • Estandartes de las doce tribus.
  • Pasos que representan los cinco misterios dolorosos: Oración en el Huerto, Azotes a la Columna, Coronación de Espinas con Pilatos, Cruz a Cuestas (a este paso le acompañan los doce apóstoles portando velas encendidas) y El Encordado o Cristo en la Cruz.
  • Cama con el Cristo yaciente, escoltada por los centuriones.
  • El duelo, representado por un hombre cubierto con una capa y portando un pequeño estandarte negro.
  • Acompañan la cama José de Arimatea, Nicodemo y Juan (que bajaron el cuerpo de la cruz), sacerdotes y autoridades.
  • Peana pequeña con todos los atributos de la Pasión: corona de espinas, clavos y rótulos a hombros de niños con túnicas.
  • Cierran la procesión La Dolorosa, la Verónica y San Juan.

El retablo mayor, que había sido cerrado con las sargas, es abierto en el momento del canto del Gloria de la misa del Sábado de Gloria.

Para finalizar, el Domingo de Pascua o Domingo de Resurreción, el día más esperado de la Virgen ya que María y su Hijo vuelven a verse, celebrando la misa de Resurrección y la Procesión de los Pajarillos en el interior de la iglesia. Justo en el instante en el que se encuentran, es el momento en el que se sueltan palomas o pajarillos capturados por la mañana o el día anterior, por eso recibe dicha denominación esta procesión.

Además, durante estos días de la Semana Santa, en todas las casas se hacía “limonada” hecha con vino, limón, azúcar y canela, la cual se daba a la gente del pueblo que quisiera.

Para finalizar, adjunto un enlace a YouTube que versa sobre el tema tratado y otro enlace a Facebook con más fotografías sobre el Abajamiento:

Bibliografía:

-Sánchez Sanz, María Elisa; «Festividades y costumbres de Primavera en la comarca de Calatayud», Temas de antropología aragonesa, nº 1, Zaragoza, Instituto Aragonés de Antropología, 1983, pp. 159-175.

-Urzay Barrio, José Ángel, Cultura popular de la Comunidad de Calatayud: arquitectura popular, tradición oral, fiestas y costumbres de la comarca, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud, 2006.

2 comentarios sobre “Semana Santa en Ibdes

  1. Inmejorable.Colosal.Unica Nuesra Semana Santa de Obdes es UNICA. Y QUE INMENSOS RECUERDO NOS TRAE A NOSOTROS LOS IBDENSES. Un fuerte abrazo de vuestro querido amigo Damaso Sanz Guajardo.

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